Su historia en el modelaje comenzó de forma espontánea a los 18 años, como un hobby. “Después me enfoqué en el trabajo y los estudios, y lo dejé. Pero a los 26 decidí volver, con más madurez y con ganas de crecer y desafiarme”, cuenta.

El regreso fue con todo: se sumó a certámenes de belleza y obtuvo una coronación nacional, que le abrió puertas y la acercó a nuevas oportunidades.

“Lo que más me gusta de este mundo es la posibilidad de expresarme, de desafiarme y de estar en espacios donde la belleza no es solo imagen, sino arte, disciplina y representación de valores”, destaca. Y aunque su admiración por las modelos comenzó al ver su presencia y seguridad en pasarela, lo que más valora hoy es poder reinventarse en cada proyecto.

Agustina se inspira en muchas mujeres que vio brillar con fuerza, elegancia y autenticidad. “Cada una deja una huella distinta, y eso me motivó a buscar la mía”, afirma.

En su día a día, combina los estudios con pasatiempos que reflejan su amor por aprender: está tomando clases de canto, italiano y tratando de aprender instrumentos, además de disfrutar del baile, la lectura y el contacto con la naturaleza.

Con la mirada puesta en el futuro, sueña con trabajar en campañas con propósito, ser embajadora de causas y marcas con las que se identifique, y crear su propio podcast para seguir comunicando desde su esencia.

“Creo en el poder de transformarnos a través de lo que elegimos cada día. Me gustaría ser un ejemplo de eso: una mujer real, con sueños grandes, que se animó a intentar”, concluye.